Son anticuentos, entre otras cuantas cosas más, que no cuentan las cosas como nos las contaron. Ideales para todos aquellos que aún comen cuento y que quieren eliminar de su dieta tanta dulzura.
Cuentan que de no haber sido por la amable narradora de cuentos; que siempre daba la señal para pasar página, Colorín Colorado nunca hubiese tenido su minuto de fama.